"EL SEÑORON"

Cualquier madrugada, los miseros que vienen por las seis entradas que dan acceso a la plaza, ven a un hombre altísimo en el atrio que con los puños replica las campanas, tañido solamente percibido por ellos… el susto cude, paraliza las extremidades inferiores, la sin hueso, el pulson repiquetea con fuerza en la piel…!
Sosegados después con la creencia que se trata de algún guason en sancos para infundirles miedo y auyentarlos, resueltos, firmes , avanzan para llegar al sitio indicado. No obstante, su cavilación pronto se esfuma, cuando observan estupefactos y confusos que el gigante se achica y poco a poco para hundirse entre las rusticas piedras del atrio…! Desaparece!
Varios años adelante, 1932, nuevamente el andariego jugueton, vuelve a ponerse de ruana el poblado mojigato. En efecto en el mismo sitio lo ven impecablemente trajeado: pañuelo vistoso anudado en el cuello, pavita en la cabeza, enorme cigarrón que bota volutas olorosas al aire, artístico baston que juguetea en sus manos… se contonea y recorre el atrio, va y viene. El calzado de sharoly tacon parlante, saca chsipas, perturba el aldeano silencio nocturnal…!
El cura, en cara el asunto con el comandante de la policía, preparando una docena de policías, para tomarse la plaza a las 12 de la noche al escuchar el silbato.
Con antelación en fraile impone a la tropilla sendos escapularios y rocia con agua bendita…!
Llego la hora crucial, se escucho el grito yla tropa irrumpió. El señoron quedo rodeado, pero sin inmutarse,, desciende del atrio. De una zancada pasa por encima de los burlados captores y se para en el techo de la casa de dos pisos de propiedad de don luis domingo serrano, hoy de toño flores.
Los policías quedaron frustados, porque al pretender usar el arma de dotación, brinco al cerro de la cruz, para sepultarse en la cupstide convertido en un fino metal…!
Los augures, juran que el señoron, es quien atrae la millonaria descarga de rayos y centellas sobre el cerro,, que causan pavor pero no victimas humanas…!